Entiendo por artesano al creador de objetos que domina todas las fases de fabricación y diseño, partiendo de una materia prima hasta el producto final, pasando por el diseño del producto e incluso la invención, fabricación o mantenimiento de las herramientas necesarias.

La producción en serie ha hecho más prolífica la existencia humana, generando la maquinaria industrial que nos provee de alimentos, ropa o medicamentos, incluso ante el gran crecimiento de la población. Sin embargo, este modelo favorece la especialización; la supervivencia está garantizada si conoces suficientemente bien una fase concreta de un proceso productivo, aunque no llegues a conocer el producto terminado.

La combinación de las herramientas de diseño y fabricación digital, sumadas a las comunidades y plataformas “open source”, vuelven a abrir un nicho para aquellos que pretenden conocer y participar en todo el proceso productivo, desde la generación de la idea, hasta la producción.

En este sentido, la fabricación digital supone una oportunidad, ya que permite volver a la fabricación pieza a pieza, al producto hecho a medida, dejando atrás la producción en serie. Los robots multiplican las manos de las que dispone el artesano. y a su vez, el diseño en base a parámetros, multiplican su capacidad de dibujo y de cálculo, es decir, de diseñar.

En resumen, gracias a la tecnología, el artesano puede volver a ser competitivo en áreas en las que ya no lo era, gracias a una productividad mejorada y la ventaja del producto personalizado.

 

El desarrollo de una técnica

La impresión 3D basada en a fabricación aditiva genera volúmenes tridimensionales a partir de la extrusión de material a través de una boquilla, la cual es movida por un robot.

Las impresoras 3D comerciales que utilizan este método, únicamente permiten fabricar objetos de materiales plásticos, modificar una de ellas para generar piezas de cerámica ha requerido meses de desarrollo: se ha desmontado parte del hardware original y se ha añadido un extrusor de arcilla de desarrollo propio, diseñado e impreso en 3D por otra máquina.

Mientras que en las impresoras 3D convencionales, el extrusor está constituido por una boquilla caliente que funde el material plástico al tiempo que lo deposita sobre la pieza; en la impresión con arcilla, un motor empuja un émbolo, el cual impulsa a la arcilla fuera del depósito con una gran precisión. Se trata de una tecnología que ofrece un gran control sobre la calidad de acabado del objeto, frente a otras basadas en el uso de aire comprimido como fuerza de impulsión.

Crear objetos con esta nueva técnica, no solo implica la modificación de impresoras 3D. Hay una gran cantidad de software capaz de transformar modelos 3D digitales en un código que las máquinas puedan comprender, para poder así fabricar el objeto físico. Sin embargo, una máquina única ha requerido el desarrollo de un software a medida, orientado a la fabricación aditiva mediante la extrusión contínua de arcilla.

Por otra parte, la fabricación de formas complejas no siempre puede lograrse mediante el uso de los mismos algoritmos, de manera que este software debe evolucionar frente a cada nuevo reto que plantee el diseño.